La cáscara o cascarilla de soja es un subproducto del procesamiento industrial del grano de soja para la producción de aceite. Está compuesta principalmente de cáscara del poroto de soja, pequeños trozos de grano y puede haber algún grano de pequeño tamaño. Su presentación puede ser desagregado o peleteado (4 mm), con tamaño de partículas de 3 a 4 mm y menores y con abundante polvo resultado de la molienda de la soja.
La cascarilla de soja tiene una elevada concentración de carbohidratos (alrededor de un 75%). La mayor parte corresponden a componentes de la pared celular, entre los que se encuentra un contenido apreciable (8%) de pectinas. La fibra se encuentra muy poco lignificada. El contenido en LAD representa sólo un 1,8% y una parte (36%) corresponde a cutina. La cascarilla contiene un 2% de azúcares solubles (sacarosa) y un 5% de azúcares insolubles (rafinosa, estaquiosa y verbascosa).
Es un alimento con un alto contenido de fibra (>60% FDN) pero esta resulta ser en su mayor arte digestible (>80%). Esto determina que no sea apto como único alimento para rumiantes ebiendo suministrase alguna otra fuente de fibra. Posee muy escaso nivel de almidón o componentes transformables en almidón a nivel de rumen lo que determina que no se produzcan problemas de “acidosis” en su uso.
Tiene una concentración energética similar al afrechillo de trigo (2,5 a 2,9 Mcal EM/kg MS). Su nivel de proteína es variable entre partidas (7 a 20% PB) con un valor medio entorno de 12% Proteína Bruta. Este valor de PB resulta el ínimo necesario para animales adultos (vacas lecheras, vacas de cría) pero debe tenerse en cuenta que en la dieta disminuirá al mezclarlo con alimentos (heno, pasto seco) de menor contenido de proteína.